Tengo 55 años. Perdí la audición cuando me dio COVID. Mi recuperación fue lenta y tarde en darme cuenta que el no escuchar cambiaría mi vida. La sordera, junto con la difícil recuperación hizo que me meta en un mundo interior donde me hacían falta todos. Me sentía triste sin motivo. Hacerme introspectiva fue un cambio positivo, pero lo mejor fue ir al centro auditivo IMON a ponerme auxiliares auditivos. Oír le devolvió color a mi vida. Cuando me conecto vuelvo a ser la misma de antes.